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Tuitero o no tuitero, esa es la cuestión


(9 / abr / 2015) - La incipiente y tímida redacción de 'Sabemos' ya empieza a recoger sus primeros debates en torno a temas tan poco trascendentes como la importancia de Twitter en el impacto social sobre la realidad. Humildes, somos así.

Mi padre no tiene Twitter ni Facebook, pero sí opinión


(26 / ene / 2015) - Lo primero que haré según publique este texto en el Blog será enlazarlo en Twitter. Acto seguido, haré lo mismo en Facebook. Ambas acciones tendrán, entre otras cosas, una similitud en su audiencia, y es que mi padre no accederá bajo ninguna de estas dos vías al texto en concreto, o a mi Blog en general. Pero no será el único, con respecto a Twitter, habrá más de 43 millones de españoles que tampoco lo hagan. Y no es que me considere tan importante como para merecer una audiencia así, solamente quiero exponer unos cuantos datos para que, de una vez, asumamos que la sociedad está cambiando pero no tan rápido como creemos.

Las redes sociales, las redes individuales

redes sociales redes individuales


(10 / oct / 2014) - Antes de nada, y para que los guardianes del saber absoluto en temas de 'social media' no me acusen de predicar fórmulas exactas y absolutas sobre las redes sociales, debo aclarar que no soy ningún experto, y que mi vertiente profesional ha sido relativamente corta en este sector. Pero a la vista de la situación, me congratulo en pensar que ni ellos, vigías del saber “social”, suelen acertar en la mayoría de las ocasiones.

Resuelta esta cuestión, y tras leer la enésima muerte anunciada de Facebook, quiero recuperar un texto publicado recientemente por mi buen amigo tuitero Jesús Martínez (@jesusmargon). Como la mayoría de las veces, estoy de acuerdo con sus palabras al 100%, no quito ni pongo una coma; pero discrepo de su razonamiento en la totalidad del texto. No… no es una contradicción. Creo que su argumento es totalmente válido, pero como precisa al final del texto se trata de un “balance” que debe hacer cada uno. Es decir, cada red social, cada usuario, cada práctica que se lleva a cabo es individual aunque esté transversalizada por conductas colectivas.

Hace tiempo ya dije que mi padre no usaba Facebook ni Twitter, pero que sí tenía una opinión (y voto) sobre lo que sucede a su alrededor, y que quizá estábamos segmentando mucho la opinión pública y publicada en función de lo que piensa un grupo de personas, muy activo, sí, pero a fin de cuentas bastante reducido.

Por eso, y tras leer lo publicado en 'El Confidencial' sobre la encuesta a la que se refieren, y teniendo en cuenta que el universo de la misma ha sido realizada a adolescentes, es cuando pienso en mi padre, el uso que da a las “redes sociales”, o las herramientas que se le parecen, y el uso que le dan los jóvenes, en este caso de EEUU.

Reordenando ideas. La encuesta pretende establecer tendencias de uso y consumo sobre los jóvenes, pero resulta que mi padre, sin que nunca haya tenido Facebook o Twitter, se ha desplazado a WhatsApp, como han hecho esos púberes americanos. Por lo tanto, caemos en la cuenta de que las redes sociales, más allá de su propia esencia “social”, solo generan conductas individuales que cada uno resuelve de la mejor manera.

Así pues, ¿qué nos ha dado o quitado Twitter? Pues posiblemente nada, porque de hecho hay una gran mayoría de personas que no lo han utilizado nunca. Con todo esto, donde quiero conducir el razonamiento de este desordenado post es a que se me antoja imposible predecir la muerte de Facebook, el auge de Instagram, o cualquier soflama gurusista que nos adelante el futuro, y que por el contrario, como hace el compañero @jesusmargon, sí debe haber valoraciones personales e íntimas. ¿No habían muerto los blogs? Pues curiosamente es el formato que han adoptado la mayoría de medios digitales para segmentar su audiencia, la de los lectores que de verdad son lectores y no usuarios (clicks).

Tiene su lógica predecir el futuro en base a los comportamientos y tendencias actuales, pero cuando una persona de 18 años, y otra de 58, llevan a cabo acciones similares, con fines distintos, resulta que lo “social” se configura en individual.

‘El gran libro del Community Manager’ (#recomendación)

el gran libro del community manager manuel moreno

Puede parecer una paradoja escribir sobre el mundo digital en papel. Es más, hacerlo de una profesión como es la de Community Manager, que ha nacido única y exclusivamente al socaire de Internet, parece un tanto contradictorio, pero más allá de todo eso, ‘El gran libro del Community Manager’, escrito por Manuel Moreno (@trecebits), representa una oportunidad ideal para acercarse a un mundo que mezcla a los encantadores de serpientes con quienes de verdad dirigen la comunicación en Internet.

Mucho Twitter y pocas nueces

Antes de ir proclamando las bondades de Twitter por el mundo y hacer que algunos ateos del asunto se hayan hecho una cuenta, yo era una de esas personas que veía Twitter un tanto inservible.

Ahora no lo veo así, aunque se está generando una tendencia un tanto clasicista dentro de la plataforma: las personas que siguen y los que son seguidos, y esto no me convence mucho.

Puede parecer a pataleta de "no seguido" como hace tiempo expresaba lo mismo de las Bitacoras personales, pero bueno, llevo tres años con el Blog, ahora este y antes Comunicólogo, y nunca he sobrepasado los 150 usuarios a la semana, y la verdad, no lo necesito. Pero al parecer, hay gente que hace lo que sea por un seguidor más en su Twitter con tal de imitar a esa persona que cuenta su cifra en miles. Un "truquete" que utilizan algunos es el "te sigo... y cuando me sigas, te dejo de seguir"... vaya chorrada.

La reflexión que quería mostrar, antes de que me desvíe, es sobre el hecho de la altivez de muchas personas. A veces se nota un cierto "tú me siges porque yo digo cosas interesantes, pero yo no te voy a seguir porque no eres nadie". O esas ocasiones en que no se comparten opiniones o se dan respuestas. Puedo entender que haya personas que reciben miles de réplicas al día, pero supongo que para eso es Twitter, ¿no?

No sé, la verdad es que Twitter me encanta, me parece una herramienta muy buena, pero no voy a entrar en el juego de conseguir un seguidor más. Quien quiera ver mis tuits, que lo haga, pero no daré "bola" a la gente porque sí. Además, creo que la gracia de Twitter es seguir y no ser seguido, aunque claro, el egómetro de algunas personas debe seguir potenciándose.
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