Mucho Twitter y pocas nueces

Antes de ir proclamando las bondades de Twitter por el mundo y hacer que algunos ateos del asunto se hayan hecho una cuenta, yo era una de esas personas que veía Twitter un tanto inservible.

Ahora no lo veo así, aunque se está generando una tendencia un tanto clasicista dentro de la plataforma: las personas que siguen y los que son seguidos, y esto no me convence mucho.

Puede parecer a pataleta de "no seguido" como hace tiempo expresaba lo mismo de las Bitacoras personales, pero bueno, llevo tres años con el Blog, ahora este y antes Comunicólogo, y nunca he sobrepasado los 150 usuarios a la semana, y la verdad, no lo necesito. Pero al parecer, hay gente que hace lo que sea por un seguidor más en su Twitter con tal de imitar a esa persona que cuenta su cifra en miles. Un "truquete" que utilizan algunos es el "te sigo... y cuando me sigas, te dejo de seguir"... vaya chorrada.

La reflexión que quería mostrar, antes de que me desvíe, es sobre el hecho de la altivez de muchas personas. A veces se nota un cierto "tú me siges porque yo digo cosas interesantes, pero yo no te voy a seguir porque no eres nadie". O esas ocasiones en que no se comparten opiniones o se dan respuestas. Puedo entender que haya personas que reciben miles de réplicas al día, pero supongo que para eso es Twitter, ¿no?

No sé, la verdad es que Twitter me encanta, me parece una herramienta muy buena, pero no voy a entrar en el juego de conseguir un seguidor más. Quien quiera ver mis tuits, que lo haga, pero no daré "bola" a la gente porque sí. Además, creo que la gracia de Twitter es seguir y no ser seguido, aunque claro, el egómetro de algunas personas debe seguir potenciándose.

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