(12 / mar / 2015) - Tengo los bajos masculinos duros como el cemento. Lo admito. Sin pudor alguno, y con portátil en mano, me atrevo a escribir un post recomendando leer los grandes clásicos de la literatura española. Ahora bien, mis manos no han acariciado "uno de esos", y menos abierto, si no ha sido por necesidad académica o argucias para acercarse a mujer lectora.
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Si no es por no leer
(12 / mar / 2015) - Tengo los bajos masculinos duros como el cemento. Lo admito. Sin pudor alguno, y con portátil en mano, me atrevo a escribir un post recomendando leer los grandes clásicos de la literatura española. Ahora bien, mis manos no han acariciado "uno de esos", y menos abierto, si no ha sido por necesidad académica o argucias para acercarse a mujer lectora.
El tamaño sí importa
Da lo mismo por lo que sea, o la validez que tenga, lo importante en estos momento es comparar a España con otro país y evidenciar que salimos perdiendo en dicha comparativa.
Ni mucho menos voy a hablar de "brotes verdes" o cualquier otra milonga de falso optimismo. La realidad es la que es y no puede ser otra. Pero dentro de que dicha realidad es dura, comprometida, y lo peor de todo, con un futuro bastante opaco, tampoco se puede pretender salir de esta crisis siendo lo que no somos. Y más complicado aún, no podemos salir adelante siendo lo que no podemos ser.
Claro que sería fenomenal estar en las primeras posiciones del Informe PISA de Educación, o sería genial tener una democracia más participativa y directa, o un sistema bancario mucho más flexible y social. Pero debemos ser conscientes de un dato muy importante: España tiene 47 millones de habitantes, una pirámide poblacional invertida, y el lastre de un sistema autárquico que llevó a este país a un retraso social, cultural y económico del que ha sido muy difícil salir. Quien no quiera ver esto sabe que falta a la verdad.
Por eso, no podemos ser ni como Finlandia, ni como Suiza, y tampoco somos Chipre (aunque en esto no por lo positivo). Da lo mismo el caso o la situación, lo sea educativo, político o financiero, España no puede compararse con países que no sobrepasan los 7 millones de habitantes, simplemente es ridículo.
¿Cómo nos podemos comparar con un país cuya masa estudiantil es de unos 250.000 individuos, si solo eso lo tienen algunas universidades españolas?, ¿en serio que el número no importa para la gestión y calidad de los procesos? Si alguien cree que da lo mismo gestionar un sistema educativo minúsculo, con el de un país de casi 50 millones de habitantes, es que no quiere abrir los ojos. Pues lo mismo sucede con el último programa que ha emitido 'Salvados', una reposición de "Ciudadano Clinex" donde se habla de la democracia participativa.
Así pues, ni cortos ni perezosos, nos comparamos con los sistemas democráticos de un país de 7 millones de habitantes. Encima, un Estado con un sistema político propio, con varias lenguas oficiales, "paraíso fiscal"... Pero da lo mismo, lo importante es hacer las comparaciones y sacar las conclusiones que nos dé la gana.
Con todo esto ni digo, ni insinúo, que en España vayan bien las cosas, todo lo contrario. Pero lo que es hacerse trampas al solitario tiene que ver con las absurdas comparaciones de países que, en la suma de sus habitantes, seguirían teniendo la mitad de personas. Por eso sí creo que el tamaño importa, y mucho. Nuestras comparaciones tienen que hacerse con Francia, donde la educación tiene sus importantes carencias, o con Italia, precioso país donde el Norte quiere separarse del Sur... Y el que diga que las comparaciones hay que hacerlas con los países que marcan mejores índices en esos temas, lo primero que hay que hacer es ver su población, su renta per cápita, y varias cuestiones que nos hagan similares, y ya después, si eso, empezamos con las comparaciones.
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