Mostrando entradas con la etiqueta Eurovisión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Eurovisión. Mostrar todas las entradas

Eurovision cambiará, pero no mañana

La vida cambia, evoluciona, se sucede ante nosotros de manera rápida, pero no a lo mejor como nosotros quisiéramos. Por eso nos causa algo de nerviosismo que haya cosas que se mantengan en el tiempo, que pasen ante nosotros invariables en su forma y esencia año tras año. 

Queremos cambios, y los queremos ya. Cuando algo no nos gusta, o creemos que ya no va con nuestro estilo, pedimos otra cosa. Pero por desgracia no siempre en la vida sucede lo que uno quiere. Así pues, y si a última hora nada lo remedia, tendremos otro año más de Eurovision

Como cada año, y eso sí que es invariable, se abre un gracioso debate sobre nuestro representante, sobre el papel que desempeña, que si nos votan uno o los otros, que si todo es "política". Cualquiera diría que, supuestamente, Eurovision nos aborrece tanto, cuando durante el mes de mayo se gasta tanto esfuerzo y saliva en hablar de ello. Temas recurrentes, algunos absurdos, otros con gracia, pero siempre una misma cantinela. 

Aquí es donde enlazo de nuevo con el tema del principio: el cambio. La sociedad en su conjunto está demandando cambios en todo, a toda prisa, sin demora y lo mejor posible. Pues bien, queridos amigos, algo me dice que las cosas no evolucionan como creemos en nuestra cabeza. Y es que la falsa ilusión de velocidad que nos ha generado el siglo XX es realmente un espejismo cuando de cambiar un sistema fuertemente establecidos se trata. 

Seguramente dentro de unos años Eurovision no será tal y como es ahora. No voy a jugar a interpretar cómo será, pero estoy convencido de que muy diferente a lo que veremos, por ejemplo, esta noche. Así pues, españoles de España, cálmense, disfruten y pasen un buen rato en vez de criticar y dejarse llevar por si una canción es mala o buena. Si Eurovision tiene que cambiar, lo hará. Pero no será ni en uno, ni en dos, ni en tres años, llevará su tiempo, como todo en la vida. 

En cuanto a 'Eurovision 2013', muy poco que decir. No me gusta nada El sueño de Morfeo y su canción, tanto que ni pienso poner enlace. Por mí volveríamos de disfrutar de Azúcar Moreno, eso sí que fue un gran tema. Por cierto, quedaron en 5ª posición, ahí es nada.

Mi realidad sobre Eurovisión


Eurovisión es de esas cosas que se desean o se odian, aunque últimamente la sensación que más ha surgido es la de indiferencia, aunque una vez más, y pase que pase, habrá que apoyar a la candidata española.

Desde hace unas semanas, y como es habitual en este país de cenizos y pesimistas, las voces de apoyo y ánimo a Lucía Pérez, candidata a representar a España en Eurovisión, han sido mínimas.

Pasados los años de euforia con los representantes surgidos de 'Operación Triunfo', y tras un lustro de resultados más que decepcionantes, se entiende que la gente no las tenga todas consigo y vea este Festival como una pantomima de la cual deberíamos salir. Aunque bien es cierto que si por muchos hubiera sido no hubiéramos jugado más mundiales de fútbol, y vaya, el resultado del último no fue malo.

Bien es cierto que en Eurovisión no todo depende el candidato. Es más, las posibilidades reales de ganar está muy lejos de sus manos, ¿pero es motivo suficiente para dejar de creer de antemano? Otra de las frases hechas que se oye cuando se acerca el Festival es que todo esto se trata de “un chanchullo político”. Razón no falta a quienes piensan eso, pero el razonamiento, lejos de estar enmarcado en raras conspiraciones, se basa en el flujo migratorio de los países del Este.

El sistema de votación es el que es, por lo tanto que haya ciudadanos de tu país repartidos por Europa será la clave o no del éxito. Moraleja, muy simple, España tiene una cantidad mínima de ciudadanos repartidos por el viejo continente, por lo que las posibilidades disminuye. Si a esto sumamos nuestra propia responsabilidad de no haber acertado con los candidatos últimamente, la ecuación está resuelta.

Pero no es hora de sollozos y llantos. Hay que apoyar a Lucía Pérez y su ‘Que me quiten lo bailao’ con todas las ganas del mundo. El resultado, salvo milagro ya sabemos cuál es, pero por qué no vamos a confiar en una muchacha como Lucía que va cargada de ilusión y ganas de representar a una bandera y un país.
Designed By Blogger Templates