La cuenta atrás para otra estúpida demostración de la falsa democracia que nos reina ha empezado. Faltan 10 días para que millones de europeos vayamos a las urnas ignorantes, como el ganado antes de morir, para echar una papeleta en una urna. Entonces, ¿si no creo en nada de esto, por qué escribir sobre ello?
Bien. Una cosa es que no me guste, no crea en ello, o piense que no vale para nada, y otra bien distinta es que como ciudadano, y pese al escaso o nulo margen de maniobra que tengo, pueda (y deba) expresar mi opinión, que al final es de lo que va esto. Por ello, hasta el próximo domingo intentaré escribir algunas cosas al respecto.
¿Está decidido mi voto? Pues más o menos. Es decir, tengo claro a qué partido(s) no voy a votar. Por mucho que me lo pidan, digan que no son lo mismo, o vengan con aires renovados, no pienso confiar mi “opinión favorable”, es decir, mi voto, a ninguno de los responsables que nos han conducido a la actual situación económica. De ahí en adelante estoy dispuesto a escuchar todo e intentar encontrar mi espacio ideológico y de pensamientos dentro de los más de 30 partidos que se presentan a estas #EleccionesEuropeas.
Debo confesar que lo tengo difícil, porque últimamente, y después del golpe mortal que han dado toda clase de políticos a nuestro país, lo primero que tengo claro es que no confío en ellos, por lo tanto, difícil comienzo en un juego en que todo anda entre políticos. Así pues, y asumiendo que los planteamientos liberales, tanto sociales como económicos, me llaman poderosamente la atención, una de mis apuestas puede ir encaminadas a este tipo de partidos.
Y sí, digo apuestas porque este año mi voto será algo particular. Mi elección estará en manos del azar condicionado. Lo resumiré de manera muy breve.
Cuando llegué a mi colegio electoral cogeré 10 sobres vacíos e iré introduciendo ponderadamente las papeletas por las que apuesto. Por ejemplo, 3 de un partido, 5 de otro, y 2 del de más allá. Lo mezclaré bien mezclado, y cogeré un sobre que será depositado en la urna correspondiente. Los 9 restantes me los guardaré y serán abiertos a las 21:00 del domingo 25 de mayo. Entonces sabre a quién he votado.
¿Este sistema es una gilipollez? Pues no lo sé, pero es el que he decidido llevar a cabo. Además, tengo un problema bastante grande, y retomo el asunto de mi ideología. De un tiempo a esta parte he reflexionado mucho sobre el papel del Estado, los políticos y su acción social. La conclusión es que ellos representan el 95% de los problemas. Por lo tanto, y ante este prisma, haber encontrado formaciones como el P-LIB, de corte totalmente liberal, tanto en lo social como en lo económico, ha sido un gran alivio.
Ahora bien, ¿hasta qué punto soy totalmente liberal? Pues aquí es donde surgen mis dudas. No puedo negar que siempre he confiado en la socialdemocracia y la justicia redestributiva como modelo económico, pero creo que demasiadas cosas han cambiado y que por el contrario ninguna formación política lo ha asimilado. Seguir con planteamientos obreros del siglo XIX cuando nos acercamos violentamente hacia el primer tercio del siglo XXI me parece un anacronismo severo.
Un mar de dudas que seguiré contando estos días…
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