España: un país en la basura


Hace unos 5 meses que me mudé donde resido actualmente. De entrada, un golpe de suerte, ya que visualicé de inmediato unos cubos de basura que estaban apenas a unos 20 metros, y eso en los fríos días de invierno siempre se agradece. Lo que no sabía en ese momento es que tiempo más tarde esos mismos cubos me iban a abofetear la cara para mostrarme el rostro más duro de la crisis económica día tras día.
 
Mi nuevo barrio no es ni rico ni pobre. Es de gente normal, trabajadora (los afortunados), que celebra los triunfos de su equipo de fútbol, y que en los días con sol sacan la bicicleta. Supongo que así son la mayoría de los barrios en España. Aunque por desgracia, de un tiempo a esta parte también hay una dura realidad con la que convivimos, y lo peor de todo, a la que nos hemos acostumbrado.


Las primeras fotos me hacían sentir raro. Parecía inhumano retratar a alguien mientras cogía cosas de la basura. Objetos, comida, todo vale mientras tenga algo de valor. Pero pensé que se podía tratar de un humilde trabajo de denuncia social. Algo que nos haga seguir repensando la situación, que no nos acomode el pensar que vendemos más tractores amarillos de 6 ruedas a otros países, o que la prima de riesgo ya no es tan prima. 

La España que tiene que rebuscar en la basura sigue aquí, entre nosotros, de forma cada vez más creciente, y por desgracia con la sensación de que va a perdurar en el tiempo demasiado. A estas personas no les vale los datos macroeconómicos con los que pretenden comprar votos muchos políticos. Su única ayuda, aunque demasiado tarde en muchas ocasiones, pasa por un centro de asistencia social o algo similar. Y digo tarde porque hemos entrado en una espiral en que muchas personas han quedado excluidas de la sociedad por completo. ¡Excluidas!


En el país de Internet, el 4G, los coches que se conducen solos, las botellas de vino de 10.000 euros… también hay una España que abre los cubos de la basura para buscar un pedazo de pan que llevarse a la boca, o un jersey medio roto que sirva para cubrirse del frío en invierno. ¿Una minoría?, ¿barrios bajos? Podemos confundirnos con lo que queramos, pero que dé un paso al frente el que no haya visto en las últimas semanas a alguien buscando en la basura. 

No pretendo hacer demagogia ni nada por estilo, tampoco señalar con el dedo a nadie. Cada uno hace lo que puede. De hecho, gran parte de la responsabilidad es de quienes estos días se entretienen en llenar las calles de carteles con su cara diciendo que España (y Europa) necesita un cambio. Sí, no hace falta ser un lumbreras para saber que todo eso debe cambiar, que si alguien necesita meter la cabeza en un cubo de basura para comer, algo tiene que cambiar, pero quizá lo ideal sería empezar por ustedes.


Mientras, creemos falsamente que todo está cambiando, que la situación mejora, ¿pero cómo podemos decir eso cuando miramos por la ventana y vemos a alguien buscando su vida en un cubo de basura? Otra cuestión es que tras la crisis dejemos a miles de personas en la indecencia, nos tapemos los ojos bien fuerte, y supliquemos a nuestros santos que eso nunca nos pase a nosotros. 

Cada fotografía representa una derrota frente a la crisis. Y por desgracia, al igual que sucede con la vida real, aquí solo se muestra una mínima parte de lo que sucede. Todos tenemos un problema, pues mientras escribo esto en algún lugar alguien está rebuscando en la basura algo para desayunar.

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