Ando un poco revuelto, en lo que respecta al ámbito personal y profesional, y lo que no sé es por qué vengo al Blog a contarlo. Supongo, y es solo una suposición, que al no ser un Blog temático, sino que versa sobre las nadedades que se me ocurren, puedo dispersar la mente en busca de cosas, en busca de mí mismo.
Desde que he visto lo del ERE en Público debo reconocer que no tengo muy buen cuerpo. No lo tengo por dos motivos, uno meramente personal, y es que cuando las barbas del vecino veas cortar... y otro, como ciuadadano que ve como un medio de comunicación se puede ir al garete, y eso siempre va en perjuicio de sociedad más democrática y de mayor calidad.
Además, he perdido la fe y la ilusión en lo que hago. Ya, no llevo ni dos años como periodista, y si ya la he perdido, mal vamos. Pero quizás se me han juntado varias cosas, proyectos y objetivos que no he sabido administrar ni cumplir.
En el ámbito amateur, ha sido un palo muy grande tener que abandonar 'shdL', sobre todo porque proyectaba sobre él un recorrido muy interesante en este mundillo de los blogs. Pero, a veces, las contingencias son las que mandan, y ante eso no se puede hacer nada. En cuanto al ámbito profesional, quizás no he sabido encarar los cambios de una nueva temporada, las expectativas que se deben generar, o vaya usted a saber qué; pero noto que falta la chispa, esa chispa que se produce cuando conoces a alguien por primera vez y sientes que nunca la volverás a tener, porque esa es la definitiva.
A fin de cuentas, el trabajo es como el amor. Hay que empezarlo con la sensación de que será el de toda la vida, el que cambie la de uno. A partir de ese momento, ya nada importará, podrás mirar otras cosas, pero con la mera curiosidad inocente de quien sabe que ya lo tiene todo. Por eso, si se pierde la chispa, se ha perdido todo.
Así pues, y ante el batiburrillo sensorial experimentado estos días, debo recobrar la chispa por mi trabajo. Pensar que será el de toda la vida. Darme cuenta de cuándo llevo razón, cuándo no, lo que hay que ceder en el camino para que todo cuadre, y seguir enamorado.
Por todo ello, como inicio, habrá que cambiar la música del móvil. Sí, bueno, cada cual tiene sus pequeñas manías. Para mí, los tonos del móvil simbolizan los estados de ánimo en cada momento. Así que ahora ha llegado de nuevo la hora de la 'Alegría'. Debe reconducir lo que pienso a la primera vez que me enamoré del periodismo, cuando creía que podía y debía ser periodista. Echar la vista atrás es un ejercicio muy sano.
Desde que he visto lo del ERE en Público debo reconocer que no tengo muy buen cuerpo. No lo tengo por dos motivos, uno meramente personal, y es que cuando las barbas del vecino veas cortar... y otro, como ciuadadano que ve como un medio de comunicación se puede ir al garete, y eso siempre va en perjuicio de sociedad más democrática y de mayor calidad.
Además, he perdido la fe y la ilusión en lo que hago. Ya, no llevo ni dos años como periodista, y si ya la he perdido, mal vamos. Pero quizás se me han juntado varias cosas, proyectos y objetivos que no he sabido administrar ni cumplir.
En el ámbito amateur, ha sido un palo muy grande tener que abandonar 'shdL', sobre todo porque proyectaba sobre él un recorrido muy interesante en este mundillo de los blogs. Pero, a veces, las contingencias son las que mandan, y ante eso no se puede hacer nada. En cuanto al ámbito profesional, quizás no he sabido encarar los cambios de una nueva temporada, las expectativas que se deben generar, o vaya usted a saber qué; pero noto que falta la chispa, esa chispa que se produce cuando conoces a alguien por primera vez y sientes que nunca la volverás a tener, porque esa es la definitiva.
A fin de cuentas, el trabajo es como el amor. Hay que empezarlo con la sensación de que será el de toda la vida, el que cambie la de uno. A partir de ese momento, ya nada importará, podrás mirar otras cosas, pero con la mera curiosidad inocente de quien sabe que ya lo tiene todo. Por eso, si se pierde la chispa, se ha perdido todo.
Así pues, y ante el batiburrillo sensorial experimentado estos días, debo recobrar la chispa por mi trabajo. Pensar que será el de toda la vida. Darme cuenta de cuándo llevo razón, cuándo no, lo que hay que ceder en el camino para que todo cuadre, y seguir enamorado.
Por todo ello, como inicio, habrá que cambiar la música del móvil. Sí, bueno, cada cual tiene sus pequeñas manías. Para mí, los tonos del móvil simbolizan los estados de ánimo en cada momento. Así que ahora ha llegado de nuevo la hora de la 'Alegría'. Debe reconducir lo que pienso a la primera vez que me enamoré del periodismo, cuando creía que podía y debía ser periodista. Echar la vista atrás es un ejercicio muy sano.
Muy buenas Masa...me gustaria decirle que he leido su articulo y me ha gustado muxo el simil que has hecho entre el trabajo y el amor...muy buena reflexion si señorito...y el remate con el temazo musical dando la puntilla a tu comentado estado animico...jejeje animo que con lucha y esfuerzo se puede aunque en estos tiempos que corren nos cueste el doble....un abrazo desde tierras extremeñas
ResponderEliminarGracias maestra. Ciertas palabras en ciertos momentos ayudan. Gracias de verdad !!
ResponderEliminarQué curioso... Hace unos años o no muchos (creo) cuando estudiabas en Murcia, hablábamos de vez en cuando por Internet. Hoy me has salido como.sugerencia de amigo en Facebook y he entrado en tú perfil y me he encontrado con alegría de nuevo. Curioso haberte visto, te mandó una sonrisa, espero que estés bien y perdona las faltas de ortografía que el corrector del móvil me vuelve loca Jajaja. Besos, Teresa.
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