(21 / oct / 2014) - Soy periodista, pretendo ejercer, y hoy voy a aconsejar que leer noticias de actualidad es una pérdida de tiempo. Por si alguien saca las garras ante mí, debo excusar estas palabras en que la idea no es mía. Todo lo he sacado de este texto, el cual por cierto pretendo configurar como una nueva forma de afrontar la vida y mi carrera profesional.
Puedes hacer dos cosas: seguir leyéndome a mí, o prender el texto que he enlazado. Ambos vamos a decir lo mismo con distintas palabras. Su primera línea es mortal de necesidad: “Estoy convencido de que leer las noticias es peor que simplemente no leer”. La argumentación que arropa estas palabras gana sentido y al final del texto el convencimiento de que nada de la actualidad que leemos vale para algo, conquistará al lector.
En sí mismo es una contradicción que un periodista, o infulante al cargo, diga que leer noticias es una pérdida de tiempo. Ahora bien, ¿no es más pérdida de tiempo la del periodista que todos los meses escribe la variación del IPC sin haber reparado nunca en que no sabe lo qué es el IPC, para qué sirve o en qué le influye? Desde otro punto de vista, ¿no es una pérdida de tiempo atroz leer cada tres meses los datos de la EPA, si sube o baja el porcentaje de parados, sin saber interpretar lo que significa o cómo se hace?
Leemos noticias, consumimos actualidad con una voracidad que nos asemeja a hienas tras la carroña, ¿y todo para qué? Como bien indica el texto: “En el último año, ¿ha cambiado alguna noticia tu vida de manera que si no la hubieras leído, tu vida personal o profesional habría sido diferente?”. Reconozco que mis argumentos son tramposos. Pongo a informante e informado en un mismo prisma, y lógicamente un periodista si quiere ofrecer buenos contenidos debe leer mucho, absorber todo, pero en el análisis conjunto de ambos veo similitudes que no se pueden separar.
¿Es mejor un periodista que lee mucho, está todo el día en Twitter y consume todo lo que le venga?, ¿o es mejor el que sabe qué contar, cuándo hacerlo y por qué? Lo mismo con el lector, ¿de qué sirve leer 100 titulares en Twitter si al final del día no te han valido para nada? Ni ser mejor persona, si saber cómo serlo, ni ayudar a los demás a serlo… Sí, estar informado sirve para que no te engañen o manipulen, ¿pero de quién leemos eso?, de quien no sabe lo que es el PIB, de quien escribe sobre móviles sin haberlos probado, de quien habla sobre libros sin haberlos leído… Al final, ¿de qué sirve leer una noticia?
“La pobreza, el hambre, los asesinatos, la guerra, el terrorismo, los accidentes, los cotilleos. No necesito saber estas cosas y tú tampoco. Lo sé, puedes estar pensando que las noticias son necesarias, que nos mantienen informados sobre el mundo, pero hazte primero esta pregunta: ¿Mejora realmente tu vida de alguna manera?”.
¿Hay que dejar de leer o informarse a través de cualquier canal? No, rotundamente no. Pero hay que aprender a seleccionar las fuentes, leer en profundidad, escuchar con atención, sobrevivir a la desinformación a base de conocimiento. Como bien se indica en el texto nuestro cerebro no es ajeno a la forma que tenemos de vivir. Más consumo, mayor velocidad, menos complejidad… todo eso lo asume y nos hace caer en la dejadez y lo superficial. Estamos a tiempo de superar todo eso.
Yo ya me he puesto manos a la obra… Si algo que leo no tiene sentido para mí, ¿qué sentido tiene?
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