Será maravilloso…


¿Existen las relaciones de amor-odio? Por supuesto que sí, y en ocasiones son mejores que las de solo amor, o exclusivamente odio. Al menos, tienden a salir de una rutina abstracta que en muchas ocasiones no se sabe de dónde llega. Bien es cierto, tampoco seamos hipócritas, que esas relaciones con dos caras a veces son extenuantes, pero a fin de cuentas la vida es aburrida.
 
¿Y todo esto por qué? Se debe a una taza, otra más para mi colección, en este caso llegada desde Mallorca a través de mi hermano, precisamente con quien establezco esa relación amor-odio-odio-odio-amor-odio-amor-amor… y así hasta el infinito. Sin rumbo fijo, sin predicción, solo esperando cada lunes sin saber si tocará amor, odio o viceversa. Pero eso sí, también tengo claro que no lo cambiaría por nada del mundo. 

No recuerdo cuándo fue la primera vez que me peleé con mi hermano. Tampoco la última que me reconcilié, o todo lo que ha habido de por medio. Tan solo tengo recuerdos, grandes recuerdos que si bien son acompañados por fases dignas de olvido, haciendo una media “a ojo de buen cubero”, sin duda me quedo con la parte positiva, esa que te une a alguien por tener la misma sangre, por compartir todo hasta el cansancio, por hacerte el egoísta a ratos, y el malicioso a otros, esa parte en la que un hermano lo es todo, y a veces no es nada

Mi hermano es un ser extraño en su forma de concebir el mundo. Lo sabe él, lo sabe quienes están con él, y los sabrán quienes terminen tratando con él. Nunca ha pretendido ser mejor ni peor que nadie, y eso le ha dejado en el frío interludio de poder hacer lo que ha querido. Quizá eso sea lo que más envidio. Nada le preocupa, nada le agobia, su euforia es contenida, su alegría pausada, o al menos siempre es lo que refleja. Si la profesión va por dentro, mi hermano es Robert de Niro en ese jodido papel (aquí procedía el taco). 

Esta taza, como todas las tazas que quiero coleccionar, lleva un mensaje encriptado tan complejo de descifrar que ni lo intentaré. Es un mensaje, un guiño, una llamada, un “nunca me olvides que yo no lo haré”, un te perdono todo, y yo también te pido perdón… No es una taza, es una forma de volver la vista atrás, a un patio de colegio, a unas carreras de chapas, a un amigo de la infancia, a un amigo de la adultez. 

La taza solo es el motivo, un pasado que se relame ante un jugoso futuro es la realidad. Ni mejor ni peor, solo amor-odio-odio-amor-amor-odio… y vuelta a empezar.

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