Los bomberos murcianos y sus cosas

Tan solo he vivido dos años en Murcia, pero creo que es el tiempo suficiente como para enamorarse de una tierra, una región, y sobre todo de una gente. A algunos les duele, a otros les enorgullece, pero lo que está muy claro es que los murcianos son diferentes. Habrá quien los etiquete de raros, yo prefiero hacerlo de diferentes.

Pero este texto no va sobre mis queridos murcianos, sino de ese grupo mamador del voto fácil y las políticas del agua que llevan gobernardo mucho tiempo. Un fastidio en estas fechas de "herencias recibidas", porque ellos son su propia herencia. Más de 15 años al frente del gobierno regional murciano, y teniendo en cuenta la política de transferencias, creo que deja en evidencia al Partido Popular cuando intenta hablar de dichas herencias.

Aun así, los hay que no tienen el mínimo reparo de hacerlo. Es el caso del vicesecretario general de Comunicación y Formación en el PP regional, Francisco Bernabé, que ha compardo la situación que atraviesa España con un "incendio de proporciones gigantescas", si bien ha afirmado que "quienes gobernamos ahora somos los bomberos de Nueva York, pues sabemos que nos vamos a quemar, pero este incendio lo apagamos".

Después de esta trágica ocurrencia del señor Bernabé, cuyas luces parecen alumbrar lo justo, hay una capa de polvo que reviste su sandez. Primero, por qué compararse con los bomberos de Nueva York cuando los murcianos son geniales, y segundo, por qué no se sienten partícipes de ese incendio al ser una de las comunidades con un déficit más elevado.

Dejando de lado la primera cuestión, que es simplemente anecdótica, el problema surge en la segunda. Habla de "quienes gobernamos ahora". Sí, ahora y hace 15 años.

Y en todo ese tiempo se me vienen algunas cosas a la cabeza que se cita en uno de los comentarios de la noticia. Las ruinas del Polaris World, los problemas con su caja de ahorros, los aeropuertos y su mala gestión, su tranvía en la capital y el coste... Por no mencionar una sanidad sin "un duro", y una educación que vive de las peleas internas entre una Universidad pública y otra privada.

¿Y de verdad que van a apagar algún incendio? Lo que deberían hacer es dejar de avivarlo. Con una tasa de paro que cada vez flirtea más con el 30%, un déficit que no son capaces de controlar, y por el cual les han llamado la atención, y unos casos de corrupción que les siguen salpicando hasta la fecha, parece una broma de mal gusto que salgan a la palestra diciendo que apagarán las llamas.

Debería existir una Ley por la cual los políticos, o quienes están en el poder, no pudieran abrir la boca si van a decir tonterías. En ese caso solo se oiría el silencio.

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