Mirando lo absurdo

España, el país por excelencia del pan y el circo, tiene su máxima escenificación cuando los políticos se reunen en el Congreso de los Diputados y luego, los ciudadanos, en un ejercicio de reflexión, se unen para decir tonterías.

Del debate de investidura que llevará a Mariano Rajoy a la Moncloa, una de las cuestiones que más ha trascendido ha sido la eliminación de los puentes. Sí, y en cierto modo es normal. La gente pasa, o no entiende, que es peor, cómo está la economía y cómo se mueve. Por el contrario, sí entiende que le vayan a quitar un par de días libres al año.

Ahora, dejando al margen la hipocresía, y atendiendo a una generalidad laboral, ¿tanto se trabaja como para que sea tema nacional?

Que nadie me malinterprete. No digo que no se trabaje y que no haya gente muy currante. De hecho, paso esta patata caliente a los políticos, sindicatos y patronal, que son los que han mangoneado todo esto. Yo me refiero a la productividad real, esa que no se tiene a partir de las 18 horas de la tarde, pero que muchas empresas ceen tenerla.

¿Es necesario eliminar los puentes?, ¿no sería mejor revisar la productividad laboral en materia de horas trabajas, tiempo en el desplazamiento, ahorro energético?

De verdad, en una oficina, hacen falta tantas horas... Tiene sentido que alguien pierda 3 horas en el transporte público para un trabajo que puede hacer en casa... Todas estas cuestiones, que bien pueden valer un par de puentes, no se tienen en cuenta, y lo que no sé es por qué.

Bueno, sí. Por mentalidad. Esa mentalidad "calientasillas" que tan pocos beneficios genera. Yo he estado en varios lugares, y he conocido jefes que tienen obsesión por ver las oficinas llenas de gente, sin hacer nada, pero llenas de gente. Por lo tanto, de qué sirve quitar los puentes o suprimir días festivos. La realidad laboral debe ser la que prime.

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