Una de apropiaciones

Ayer nos enterábamos que después de 20 años el premio Nobel de Literatura volvería a reposar en la casa de un escritor cuya herramienta de trabajo es la lengua castellana.

Y, curiosamente, desde entonces todo el mundo ha intentado apropiarse de la figura de Mario Vargas Llosa como propia.

A mí, personalmente, me parece un ejercicio de patetismo muy propio de nuestros días. Desde primera hora de ayer emergió la derecha liberal reivindicando al escritor nacido en Perú como hijo de España y claro pensador liberal. Mientras, la izquieda progresista hablaba de su defensa de la democracia y su nulo apego hacia las ideas religiosas. También estaban los casposos que sacaban pecho por la defensa que había realizado el escritor sobre la lengua española; así tenían arma que arrojar y gritaban a los cuatro vientos que un peruano defendiese a España y el español de esa manera.

Como ya digo, patético.

Me resulta hasta ridículo, casi más, o tanto, como cuando hay elecciones y todos ganan. Bien es cierto que ayer ganamos todos. Los que gustamos de la literatura, los que defendemos las ideas demócratas, en definitiva, los que vivimos abrazados a la cultura con el fin último de salvar nuestros pobres pensamientos. Pero de ahí a realizar semejante ejercicio de estupidez diciendo "éste es de los míos", hay un paso que no se debería dar.

Lo de ayer no es más que la punta de un iceberg que cada día asoma con una relativa peligrosidad. Cantantes, actores, escritores... todo vale para que las ideologías expongan sus banderas y saquen pecho por los triunfos ajenos obtenidos.

No recrimino a quien líbremente exprese sus ideas, marque sus tendencias o diga que vota a fulanito, pero el que no lo hace, no intenten ponerle la chapa del partido, por favor.

1 comentario:

  1. Yo creo que el Nobel ha recaido sobre Vargas Llosa, escritor peruano, nacionalizado español (tiene la doble nacionalidad).
    Bien. ¿Es español? si; no?. Creo que en su bibliografía no figuran muchas referencias a España (no lo sé, seguro).
    ¿Qué celebramos? ¿Que tenemos en común el idioma? Bien. Perfecto.
    Aplaudamos como este señor emplea el español, como se expresa, como narra, como interpreta. En fin, lo que debería "vanagloriarnos" a todos los hispanohablantes es el premio a este gran escritor.
    En lugar de hablar de la lengua, de los retos del español. De lo bien que escribe este señor. Estudiemósle. NADA. Hay que traerlo al redil. Ponerlo en la catedral más alta con un letrero que diga: "YO SOY ESPAÑOL". Y allí que se quede quietecito.
    ¿Nos faltan escritores de "talla"? ¿Por qué esta "pelea" o debate?.
    Ojalá pudieramos hablar 10, 15 idiomas y disfrutar de 10, 15, o 30 "literaturas nacionales". Nos abriría mucho el espectro y nos dejaría muy claro el cortísimo debate que supone, el que planteamos.

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