Hoy, me he enfrentado a un estudio de esos que parece tener relativa poca enjundia pero que desvela mucho de lo que somos las personas.
Algo así como que un 14% de los trabajadores no le gustaría ser jefe.
La cuestión es ¿por qué? Después de leer el estudio y ver las diferentes respuestas y motivos por los cuales a un empleado "raso" no le gustaría ser jefe, a uno le queda la ingrata sensación de vivir en una sociedad de mediocres.
OJO, que nadie entienda esto como un gesto de altivez por mi parte, o de grandilocuencia desmedida, es sólo que no siempre entiendo que una persona que de verdad tiene una vocación profesional no quiera alcanzar más metas y llegar más lejos.
Siendo previsor, y para que nadie se me eche encima, hablo sólo, como ya he dicho, de las verdaderas vocaciones. Evidentemente, alguien que llega a un trabajo tras muchos rebotes y no le apasiona lo más mínimo, pues entenderé que ascender o no le sea indiferente, es más, comprendo que cuanto menos sea el número de "marrones" a comerse, mejor.
Pero qué hay de las personas cuya suerte le ha llevado a un puesto de trabajo que deseaba y ante si tiene la posibilidad de ascender. Esas personas habrán contestado que no quieren ser jefes...
Una vez más, y ante la previsión de que nadie me tache de nada, exceptuaré situaciones en las que la realidad laboral se ve mejor desde la situación de empleado, pero insisto, dónde han quedado las ínfulas de grandeza.
Está claro que hay diferentes caracteres, que no todos deben ser jefes, que en ocasiones la vida se ve mejor sin tomar decisiones... Pero no es acaso un falta de "hombría". Sea como sea, todo este asunto lo derivo en una falta de responsabilidad, mejor dicho, miedo a tener responsabilidad. Pánico a enfrentarse con valentía a duras decisiones, temor a despedir a alguien, inquietud por la posibilidad de tomar una mala decisión...
La sociedad, y nosotros al pertenecer a ella, hemos ido mermando nuestra capacidad de tomar decisiones, de ser responsables con nuestros actos. Desde pequeños dejamos todo en mano de nuestros padres, luego profesores, posteriormente jefes... Siempre es problema de otro lo que nos pase a nosotros, simplemente surrealista.
Algo así como que un 14% de los trabajadores no le gustaría ser jefe.
La cuestión es ¿por qué? Después de leer el estudio y ver las diferentes respuestas y motivos por los cuales a un empleado "raso" no le gustaría ser jefe, a uno le queda la ingrata sensación de vivir en una sociedad de mediocres.
OJO, que nadie entienda esto como un gesto de altivez por mi parte, o de grandilocuencia desmedida, es sólo que no siempre entiendo que una persona que de verdad tiene una vocación profesional no quiera alcanzar más metas y llegar más lejos.
Siendo previsor, y para que nadie se me eche encima, hablo sólo, como ya he dicho, de las verdaderas vocaciones. Evidentemente, alguien que llega a un trabajo tras muchos rebotes y no le apasiona lo más mínimo, pues entenderé que ascender o no le sea indiferente, es más, comprendo que cuanto menos sea el número de "marrones" a comerse, mejor.
Pero qué hay de las personas cuya suerte le ha llevado a un puesto de trabajo que deseaba y ante si tiene la posibilidad de ascender. Esas personas habrán contestado que no quieren ser jefes...
Una vez más, y ante la previsión de que nadie me tache de nada, exceptuaré situaciones en las que la realidad laboral se ve mejor desde la situación de empleado, pero insisto, dónde han quedado las ínfulas de grandeza.
Está claro que hay diferentes caracteres, que no todos deben ser jefes, que en ocasiones la vida se ve mejor sin tomar decisiones... Pero no es acaso un falta de "hombría". Sea como sea, todo este asunto lo derivo en una falta de responsabilidad, mejor dicho, miedo a tener responsabilidad. Pánico a enfrentarse con valentía a duras decisiones, temor a despedir a alguien, inquietud por la posibilidad de tomar una mala decisión...
La sociedad, y nosotros al pertenecer a ella, hemos ido mermando nuestra capacidad de tomar decisiones, de ser responsables con nuestros actos. Desde pequeños dejamos todo en mano de nuestros padres, luego profesores, posteriormente jefes... Siempre es problema de otro lo que nos pase a nosotros, simplemente surrealista.
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