El dichoso café rápido


(9 / nov / 2018) - Creo que nos hemos vuelto obsesivos, cuando no gilipollas, con ganar minutos al reloj. En este blog ya he hablado sobre la situación esperpéntica que me parece ver una serie/película dando al botón de avance. El objetivo, dicen quienes lo hacen, es pasar lo insustancial y así poder ver más cosas. No lo entiendo.

Lo curioso es que cada vez veo más este tipo de comportamientos. En Madrid ahora está de moda utilizar patinetes eléctricos. Así se llega antes a los sitios. O, en el otro extremo, así se aprovecha más el tiempo. Mi pregunta es: ¿para qué aprovechar ese tiempo que tenemos gracias a correr como jodidos pollos sin cabeza desde que nos levantamos hasta que nos acostamos?

Sí, vale, cada uno es libre de hacer con su tiempo lo que quiera. Pero vaya, si se trata de coger un patinete para llegar más rápido a un sitio, y que así tenga tiempo en casa para ver una serie dando al botón de avance, para que pueda desayunar corriendo mientras contesto a cien mensajes de whatsapp... ¡jodida mierda!

Y sí, como se puede leer: a mí también me agobia el tiempo. Y no solo eso. Me agobia la gestión, lo que dejamos de hacer, la pérdida del mismo, las gilipolleces en que lo perdemos... porque ese es otro problema que he detectado, al menos en mí, desde hace meses. Me desconcentro, enredo, moñeo... y todo eso hace que pierda el tiempo. Me hago la misma pregunta: ¿necesito ese tiempo para algo?

Lo sé, esta reflexión sobre el tiempo es atropellada y no se entiende muy bien. Pero justamente esa es la vida que vivimos ahora demasiada gente. Querer hacer cosas, obligarse a emplear el tiempo bien, sin saber si emplearlo mal es un problema. O, de otro modo, ¿por qué es malo perder el tiempo en redes sociales y sin embargo es bueno leer un libro? ¿No sería también una pérdida de tiempo leer un libro cuando puedes estar viendo una buena serie/película?

LA ECONOMÍA DEL TIEMPO

Gastar, perder, emplear... lo único medio claro que tengo sobre el tiempo es que lo hemos economizado. Para referirnos al tiempo utilizamos palabras de carácter económico. Ahí está el truco. El consumo ha completado su metamorfosis de capullo a crisálida, o como sea el proceso, y ahora es nuestra única razón de ser.

Vivir se ha convertido en consumir. No hacerlo, y aquí llegamos al punto clave, es perder el tiempo. Y no solo hablamos de comprar un pantalón en Zara. Consumir es ver una serie/película, hacer una scape room, cenar fuera, ir al gimnasio, tomar unas cervezas...

Todo hay que acelerarlo para hacer eso. De lo contrario pierdes el tiempo. Y aquí nos viene la ansiedad personal, laboral, social... Algo, por otra parte, que han acelerado las estúpidas jornadas laborales que existen. Éstas nos obligan a concentrar, más todavía, esa gestión del tiempo.

MI RECETA PERSONAL

Como siempre presumo de que a mí no me gana nadie a sincero, lo reconozco: vivo a veces estresado, rápido y dando al botón de avance en mi vida personal. Además, mi trabajo me absorbe tanto, ese maldito tiempo, que me agobia no recuperarlo.

Pero quiero ir ganando pequeñas batallas al tiempo, sobre todo a la ineficiencia del mismo, en base a lo que a mí personalmente (y solo a mí) me parece que es ineficiente.

Los datos del móvil desconectados y el wifi apagado. Basta de perder el tiempo con mensajes, notificaciones y cuestiones que, una vez valoradas, no me aportan nada. También asumo que no leeré, veré, beberé, comeré, viajaré... todo lo que me gustaría. Pero cuando haga eso no daré al botón de avance. Tampoco quiero tomarme cafés rápidos. Prefiero disfrutar de las pequeñas esencias, pero hacerlo plenamente, que picotear para darme por satisfecho.

Y ahora llega el remordimiento por el tiempo que he perdido escribiendo esta gilipollez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Designed By Blogger Templates