Luis Ramiro: amor (y desamor) en los tiempos del 'selfie'

(18 / mar / 2015) - Hace unos meses no sabía quién era Luis Ramiro. Hoy, cuando tengo el día inspirado, incluso canto alguna de sus canciones mezclando letras y significados. Nunca tuve buen oído, y eso no lo solucionan dos discos escuchados por la mitad.

Canta, compone y hasta escribe poemarios. Sin duda se trata de un arma letal para el género femenino. Aunque también es cierto que ahora mismo el género femenino quiere perder sus propias angustias. Ya no siente atracción por quien canta, compone y escribe poemas. El mundo se ha vuelto loco, o como diría Ramiro: reloco.

Sea como sea, lo debo admitir: llevo un disco de Luis Ramiro en el coche. De momento bajo el volumen si llevo la ventana bajada, por el qué dirán, ya saben. Son canciones de amor (y desamor), y estar enamorado también ha caído en desuso en este mundo loco. Ahora nos gusta regalarnos flores al ombligo, mirarnos al espejo y hacernos selfies. Todo muy reloco.

Supongo que por eso me gustan sus canciones. Escribe sobre todo al desamor, a las tripas de los sentimientos, a los finales. Pero da igual. Para llegar a todo eso se pasa por el amor, por las noches sin dormir, los llaveros arrojados al olvido… No se puede odiar a nadie sin antes haber tenido sentimientos.

También supongo que me gusta Luis Ramiro porque desde hace unos meses desayuno con él, en mis cenas íntimas está presente, y en las tardes de domingo suena de fondo. Lo aclaro: sus canciones. Asumo que el amor es compartir, comprender, y seguramente otra "ce". Así las revistas femeninas escribirán reportajes sobre 'Las tres "ces" del amor'. Espera, mentira. No me acordaba: el amor no existe. Estamos en los tiempos del selfie, donde el único corazón que se ilumina es el de Instagram tras dar un "like".

Hace unos meses no sabía quién era Luis Ramiro. Esta semana iré a su segundo concierto en lo que va de 2015. El amor hace daño. Pero su recompensa llena el corazón de verdad, no como Instagram.

Imagen | 'abc.es'