(10 / feb / 2015) - Hay películas que te pueden atrapar por el argumento o los aspectos técnicos, otras que te condicionan por los actores que intervienen, o la trascendencia del propio largometraje. ¿Pero te puede enganchar una película por las miradas? Creo que ‘La teoría del todo’ demuestra que sí, y a través de sus dos protagonistas, en los que cada mirada son diálogos por sí mismo, no dejan indiferente al espectador.
Quienes nos acercamos al cine a modo de entretenimiento, lógicamente, no sabemos valorar de forma correcta ciertos aspectos técnicos. Luz, color, sonido, fotografía… Generalmente renunciamos a todo eso para quedarnos con la historia, los actores, y qué nos hace sentir. De este modo, ‘La teoría del todo’, lo que precisamente te provoca es eso: sentimiento. A mí modo de ver, y pensando en otras películas que tienen nominación en los Oscars, creo que la cinta dirigida por James Marsh tiene un componente “comercial”, que más allá de ser bueno, a mí me gusta.
Cuando abordo ese aspecto “comercial”, como teórico simbolismo de algo con menos valor, para mí tiene más “gracia”, y terminar por cumplir el objetivo que busco al ver una película. Aunque sobre esto ya han teorizado otras que saben algo más, así que vayamos al grano. ¿Mejor Película? Respuesta a la gallega, ¿por qué no? Como decía al inicio del texto, creo que tiene un cierto gancho a través de su historia de amor que invita a todos a sentirse cómplice con los protagonistas principales.
Así pues, en este otro apartado, creo que tanto Eddie Redmayne como Felicity Jones son serios candidatos al Oscar (quizá más el masculino). Sus miradas, que hablan por sí solas cada vez que se cruzan, delimitan las historias de dos corazones inseparables pero que no pueden estar juntos. Un relato de ciencia y amor, o el amor como ciencia, en el que la vida se interpone como creencia de que solo la muerte puede ser peor.
Otro aspecto que quiero resaltar de la película es su dureza. Todos sabemos que Stephen Hawking, el personaje al que se encarna en ‘La teoría del todo’, sufrió a temprana edad una enfermedad degenerativa que le ha incapacitado para llevar una “vida normal”. Pues bien, pese a la dureza propia de la enfermedad, y cómo lo muestra la película, en ningún momento busca la sensación de angustia con el sufrimiento, y eso se agradece porque apela a la búsqueda de la felicidad más que al miedo de no superar el dolor.
En definitiva, otra película que si fuera estrenada en mayo sería triunfadora en taquilla, pero quizá eso mismo sea el lastre que algunos le cuelguen. Si gana el Oscar a Mejor Película del año, así como sus actores, me parece un merecido reconocimiento. Eso sí, tampoco la veo pasando a la historia del cine. Malos años corren por Hollywood.
(Sinopsis) Narra la relación entre el célebre astrofísico Stephen Hawking y su primera mujer, Jane, en la época en que ambos lucharon contra la enfermedad degenerativa que postró al famoso científico en una silla de ruedas.
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