100 Montaditos (Restalia) debe reinventarse
(3 / feb / 2014) - Los tiempos cambian y evolucionan a una velocidad que ni nosotros mismos podemos controlar. De este modo, lo que hoy es tendencia mañana puede caer en el olvido más súbito sin que nadie se acuerde de ello. Ante este panorama, uno de los lugares de ocio que mayor impacto ha tenido en los últimos 4 o 5 años debería dar un giro total a su estrategia si no quiere caer en la trampa de su propio triunfo. Estamos hablando de 100 Montaditos.
¿Cuándo sabe un restaurante o local hostelero si ha triunfado? Una respuesta muy simple a esta cuestión se puede dar cuando dos personas que no se ven desde hace un tiempo se juntan, hablan, y según secuencian sus primeros pasos sin rumbo fijo surge la pregunta “dónde vamos”, a lo que de manera casi automática la otra responde “no lo sé”. Y es ahí, en ese momento de incertidumbre cuando ambos casi al unísono plantean como alternativa fácil, sencilla y barata “el 100 Montaditos”.
¿Fácil, sencillo y barato? A estas alturas de la película no hay muchas dudas que plantear al respecto. Por una cuenta a escote de unos 5 o 6 euros, uno se puede beber un par de jarras de cerveza y comerse otro par de montaditos. Hasta ahí la película que se ha venido cocinando en este último lustro de bonanza y crecimiento para 100 Montaditos, la insignia del Grupo Restalia que junto con La Sureña se han hecho un hueco en el corazoncito de muchas personas. Ahora bien, ¿está sabiendo el local de los “bocadillos pequeños” adaptarse a la competencia?, ¿están haciendo todo lo posible para retener a los clientes?
100 MONTADITOS Y SU ENCRUCIJADA
Desde hacía bastantes meses lo venía notando. Era un percibir tranquilo y angosto, pero que no dejaba de crecer: 100 Montaditos empezaba a “no tratarme bien” como cliente. Pequeños detalles, matices casi inapreciables, pero que en el estallido social en el que los usuarios dominan las marcas, y no al revés, empiezan a ser fundamentales.
No una, ni dos, ni tres… Sino que en repetidas ocasiones me he encontrado con que la famosa freidora del 100 Montaditos no funciona. Así pues, unas patatas se tienen que transformar de manera obligatoria en unos ásperos nachos por el mismo precio. Pero no solo eso, quién no ha pedido un “34, 65 y 82” y le han puesto un “37, 62 y 80”… Todo eso por no hablar del cambio continuo de precios, ofertas y demás inventos con tal de atraer al cliente que al final provoca una falta de fidelización ante una manera sincera de decir: “Estos son nuestros precios, y así te queremos con nosotros”.
No es lo único. De un tiempo a esta parte, y no sé si lo he notado yo solo, quizás me esté volviendo loco, pero los montaditos han “empobrecido” su calidad. Muestro esta imagen que ejemplifica ese retroceso en la calidad. Supuestamente debería haber salmón y queso, pero más bien hay “hilillos” de salmón encima de queso. Lógicamente no estoy diciendo que por 50 céntimos o 1 euro te vayan a meter media barra de pan, lo que expongo es que hace un tiempo no era así. Hablo de la involución en la calidad.
Todo eso hasta que me encuentro con la refutación de mi curiosa teoría. Hace unos días elEconomista publicaba un tema sobre el 100 Montaditos en el que los franquiciados, los empleados, y todo el entorno del negocio en general estaba bastante molesto con el asunto de los precios y las ofertas.
No sufría de alucinaciones, y desde la propia franquicia, con “sindicato” de por medio, o algo parecido, deja constancia de su malestar. Quizás se han emborrachado de éxito con sus jarras de cerveza a 2 euros, que luego valían 1 euro, y que ahora cuestan 1,50 euros. Sea como sea, 100 Montaditos ha perdido frescura, ellos lo saben, y si no cambian ciertos aspectos, pueden ser engullidos por su propio éxito.
MIRANDO EL RETROVISOR
Este pasado fin de semana he ido al 100 Montaditos. Había que comprobar que todo lo que pienso no está en mi imaginación. Así ha sido. Pero además, he ido a un local que no conocía llamado Tragatapas. El olor, el sabor y la gente es la misma. Los precios, euro arriba, euro abajo, son casi idénticos. Pero tiene un factor determinante en el mundo de los negocios: ha sabido aprovechar la rutina en la que ha caído 100 Montaditos.
Al igual que Tragatapas, al menos en Madrid, hay 20 o 30 establecimientos con las mismas intenciones. Botellines en cubos y raciones baratas. Todo ello para que 10 euros te den de sobra. Por lo tanto, y ante ese estancamiento en las ideas del 100 Montaditos, ¿no debería reinventar su negocio si no quiere perder el ritmo?
Bien es cierto que el terreno ya le tiene ganado. Es decir, ha conseguido atraer a muchos franquiciados para que abran nuevos locales. Además, solo hace falta echar un ojo a sus clientes para darse cuenta de que ha conseguido que personas de más de 40 años sean habituales en echarse “una caña y un montadito”, y estos, en líneas generales, una que vez que se les fideliza se les tiene para siempre. Pero no creo que Restalia pueda vivir con los "cuarentones", sobre todo porque al final el consumo compulsivo está más cercano a los jóvenes, y sobre todo a esa franja de edad entre 25 y 35 años, que desde antes de la crisis ya tenían el hábito de consumir en los bares y restaurantes.
Con todo esto, ni mucho menos digo o insinúo que 100 Montaditos preste un mal servicio o que sea un negocio sin éxito. Todo lo contrario, y las cifras, como se suele decir, hablan por si solas. Lo que pretendo referenciar es que la sociedad cambia, la relación entre empresas y consumidores es mucho más efímera y espontánea, y que ante ello quienes cometan los errores más pequeños o triviales lo terminarán pagando. Por lo tanto, y aunque no quieran, desde 100 Montaditos deben asentar su política de precios, innovar en sus productos y servicios, y no abandonar la calidad servida hasta ahora. Así, al menos seguro que no pierden a un cliente.
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