Falta muy poco para que el movimiento indignado, 15M o como quiera llamarse tome la calle. Bueno, no solo eso. Personalmente no me encuentro en ninguno de esos movimientos, y el sábado saltaré a la calle como un torero salta a la arena.
Es decir, la calle volverá a convertirse en un clamor. Habrá mucha clase de gente. Estarán los pioneros y creyentes en ese movimiento, y, también, gente que simplemente está harta y quiere los que mandan tomen nota de nuestro cansancio social.
Aunque por desgracia no serán lo únicos. La famosa coletilla de “son solo unos pocos” ya no es tal. Tras las celebraciones de Real Madrid y Atlético de Madrid, se ha podido comprobar cómo serán las protestas de ahora en adelante en la capital, todas violentas.
Ya, lo sé, no se puede generalizar, pero cada vez demasiada gente toma como argumento y justificación que las cosas se hacen muy mal, que los políticos son tal y los empresarios cual. Eso valida para quemar cosas, romper escaparates y enfrentarse con los eternos enemigos, la policía.
De esta manera, todo hace indicar que la suma de una crispación social creciente y los cuatro bestias, que ya son ocho, provocarán lo que todos sabemos que pasará. El que se engañe, vive al margen de la realidad y lo que está pasando cada día.
Valencia y la educación, Barcelona en la huelga general… Creo que hay demasiados ejemplos. Bien es cierto que parte importante en la responsabilidad de todo esto lo tiene la policía, sí. Pero el juego legal es el que hay, y pese a lo que se pretende es precisamente eso, cambiar ciertas cosas, hay que cambiarlas estando dentro del sistema.
Se prevé un mayo muy calentito en la calle. Tras el ‘caso Bankia’, la gente sigue sin dar crédito a todo lo que está pasando. Nadie sabe interpretar lo que está sucediendo, y ese puede ser el caldo de cultivo perfecto para que todos tengan lo que quieren: el Gobierno a los culpables de una mala imagen internacional, y los alteradores profesionales un motivo para quemar contenedores.
Es decir, la calle volverá a convertirse en un clamor. Habrá mucha clase de gente. Estarán los pioneros y creyentes en ese movimiento, y, también, gente que simplemente está harta y quiere los que mandan tomen nota de nuestro cansancio social.
Aunque por desgracia no serán lo únicos. La famosa coletilla de “son solo unos pocos” ya no es tal. Tras las celebraciones de Real Madrid y Atlético de Madrid, se ha podido comprobar cómo serán las protestas de ahora en adelante en la capital, todas violentas.
Ya, lo sé, no se puede generalizar, pero cada vez demasiada gente toma como argumento y justificación que las cosas se hacen muy mal, que los políticos son tal y los empresarios cual. Eso valida para quemar cosas, romper escaparates y enfrentarse con los eternos enemigos, la policía.
De esta manera, todo hace indicar que la suma de una crispación social creciente y los cuatro bestias, que ya son ocho, provocarán lo que todos sabemos que pasará. El que se engañe, vive al margen de la realidad y lo que está pasando cada día.
Valencia y la educación, Barcelona en la huelga general… Creo que hay demasiados ejemplos. Bien es cierto que parte importante en la responsabilidad de todo esto lo tiene la policía, sí. Pero el juego legal es el que hay, y pese a lo que se pretende es precisamente eso, cambiar ciertas cosas, hay que cambiarlas estando dentro del sistema.
Se prevé un mayo muy calentito en la calle. Tras el ‘caso Bankia’, la gente sigue sin dar crédito a todo lo que está pasando. Nadie sabe interpretar lo que está sucediendo, y ese puede ser el caldo de cultivo perfecto para que todos tengan lo que quieren: el Gobierno a los culpables de una mala imagen internacional, y los alteradores profesionales un motivo para quemar contenedores.
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