Bésame


Después de ver la película 'My Blueberry nights', del director chino Wong Kar-Wai, y sobre todo de leer una crítica, he reflexionado sobre la esencia del beso.

La crítica decía algo así como que todas las películas deberían acabar con un beso, simplemente. Intentando averiguar el porqué de terminar así, he imaginado una pequeña lista de los besos que se pueden dar, y sobre todo, qué tiene un beso para que se convierta en algo tan fundamental en nuestras vidas.

La lista de besos puede ser interminable.

Tenemos besos en la frente, en la mejilla; besos con amor, desengaño; besos con lengua, sin lengua; besos humedos, calientes, románticos, al aire; besos que nunca se tuvieron que dar, besos que no se han dado; besos furtivos, robados, alquilados; besos engañosos, traicioneros... Besos en el cuello, en la espalda; besos apasionados, de mentira; besos fraternales, sinceros; besos eternos, besos que nunca se olvidan; besos que no se deberían recordar, besos que se sueñan; besos que no son besos, besos que son más que un beso...

Como digo, la lista podría ser eterna, es más, cada persona es un beso, cada beso una persona.

Pero qué tiene un beso que hace que hasta la persona más ruda pierda el sentido. Por qué simboliza tanto un gesto tan simple. Muchas de las historias de amor empiezan con un simple beso, muchas de ellas acaban de la misma forma, aunque supongo que no hay nada más doloroso que dar un último beso sin el aviso de que no habrá más.

Un beso, la aproximación de los labios a otros labios, o bien a otra parte del cuerpo; un beso, un gesto tan mínimo que solo imaginarlo da pavor; un beso para saludar, un beso para despedir, un beso que hace imaginar, soñar y reir, ¿qué tiene un beso?

Como diría el genio Julio Cortazar: en un beso, quién es el besado...

No sé si una película siempre debería terminar o no con un beso, la cuestión es por qué no...

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