Despropósitos para 2017


(28 / dic / 2016) - “Me espera un largo y bonito 2016. Espero mantener las ganas y la ilusión de seguir contando por aquí mis cosas...”. Así terminaba el texto de los despropósitos el año pasado. Largo ha sido. Bonito también, aunque matizable. Y lo que no he hecho, y debo cambiar cuanto antes, es lo de contar cosas por aquí.

Seis textos en todo el año. Viene a ser una media de 0,016 post por día. ¡Una ruina! Así, el primer propósito, lógicamente, sería escribir más. La cuestión es que se me vienen muchas ideas a la cabeza, pero al final nada. Todo se queda ahí. Cosa, que a lo mejor beneficia a todos.

Sea como sea, habrá que retomar la rutina de escribir. ¿Para quién? Eso ya no lo sé. Cuando empecé con el blog en 2010, en parte, lo hacía porque había gente de Murcia con la que era una forma de comunicarme. Bueno, una comunicación vanidosa, dando por hecho que interesa lo que pudiera escribir, supongo. Pero con todo esto, tiempo después, y habiendo perdido la relación con mucha gente, ahora mismo no sé por qué tengo el blog.

Supongo que lo transformé en una especie de CV profesional. Con mis cosicas, mi trayectoria laboral… pamplinas varias. Por eso, creo que ha llegado el momento de volver a escribir. A fin de cuentas, se supone que me debería dar algo de maña. Aunque últimamente me cuestiono todo.

Pero vamos centrando el tiro, que luego me desvío. 2016: Un buen año. En lo personal ha sido exitoso. La paisana que tengo a mi lado no me ha dejado, ha llegado una nueva sobrina y mi padre me sigue pasando la ITV. Todo en orden.

El ámbito laboral ha sido más sinuoso. SABEMOS, donde paso los días y, a veces, hasta las noches ha menguado un poco el último año. La ilusión y las ganas siguen intactas, pero ahora se trata de un proyecto más humilde. Más responsabilidad, más esfuerzo, más horas invertidas… aunque todo merece la pena. Ha sido un año en el que he conocido a mucha gente nueva, he aprendido cada día cosas distintas y he podido viajar. Por lo tanto, la balanza siempre debe caer del lado positivo.

LO QUE SUMA 

En este apartado llegan los propósitos culturales. Esos que, supuestamente, te hacen ennoblecer el alma y esas cosas. Más libros, más películas, más deporte, más baloncesto… En realidad, podría copiar lo mismo de hace un año o dos y, dentro de 365 días, ver que tampoco se ha cumplido.

Por eso no me voy a poner ninguna cifra de libros que debería leer o películas que ver. Supongo que, llegados a una edad, se asume que la vida no se puede controlar. Nada, ni lo más mínimo. Toca salir cada día a la calle y enfrentarse a lo que sea.

Ni mucho menos pierdo la ilusión. Se modula, supongo. Y, sobre todo, mantengo vivo lo más importante: aprender cosas nuevas cada día.

LO QUE NO DEBE RESTAR 

El año pasado dije que menos móvil, menos estupideces y menos pesimismo. Tocará suscribirlo. Más que nada porque las tres cosas quitan tiempo, ganas y chupan la energía. También, habrá que aplicarse ese cuento de “no poder controlar las cosas”. Todo lo hace más sencillo, aunque menos manejable, cierto. Pero no queda otra.

Así pues, de estos despropósitos que cada año me obligo a cumplir, me quedo con mantener la salud. Si acompaña, en 2017 se repetirá otra lista igual de incumplida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Designed By Blogger Templates