'12 años de esclavitud', ni uno más ni uno menos

12 anos de exclavitud

Cuando una película rezuma tanto aire de favoritismo, prácticamente da lo mismo lo que se diga sobre ella, tiene que estar predestinada a ganar, y si no lo hace se quedará muy cerca. Eso es lo que sucede con ’12 años de esclavitud’, que con 9 nominaciones a sus espaldas es una de las más candidatas para salir victoriosa la noche del 2 de marzo. ¿Es merecido este apelativo?
 
La película no es mala, pero quizás ese sea el problema, que un largometraje que aspira a ganar el Oscar como mejor Película no puede solo “no ser mala”. Y la realidad de ’12 años de esclavitud’ es que vende mucho más de lo que luego ofrece. Parece un gran fin de semana de diversión, una aventura única en un lugar incomparable, y finalmente se traduce en un fin de semana en Cuenca, que puede ser algo magnífico, pero ni mucho menos lo que esperabas. 

Antes de nada, debo señalar una idea que no me gusta: los malos son muy malos y los buenos muy buenos. El cine, en demasiadas ocasiones, retrata estos papeles hasta la extenuación para que no haya espectadores despistados, pero lo cierto es que aburren y falsean el contexto, dado que en el día a día el gris es el color que domina nuestra vida con los matices que todo ello impone. Pero si hay otra cosa que me “tira pa’tras” en ’12 años de esclavitud’ es tener que recurrir al sufrimiento para llamar la atención. Vale, lógicamente si hablamos de esclavos nada será color de rosas, pero quizás remarcar el énfasis en el dolor físico, casi más que en el espiritual es algo que me provoca rechazo. 

Pese a todo esto no vamos a discutir la calidad de la película, y la gran apuesta que supone ’12 años de esclavitud’. Además, se trata de un acto de reflexión, ideas, conceptos sobre los que pensar y meditar, y al final eso se agradece cuando estamos hablando de cine. Con todo ello, también hay una capacidad de generar tensión en las escenas de violencia y maltrato que dejan al espectador con el aliento entrecortado, y eso es sin duda por la gran ejecución que ha llevado a cabo el director Steve McQueen.


Y ahora que citamos el responsable de la película, lo que sí parece claro es que la idea es ganar el Oscar, ni más ni menos. Esta película está lejos de ambicionar ser un taquillazo o algo similar, su objetivo es claro, simple y perseverante: quedar grabada en la historia inmortal de los Oscars. ¿Lo conseguirá? Personalmente no me gustaría, pero es muy probable. Es decir, de sus 9 nominaciones, puede que rasque 4 estatuillas, que ya sería un buen botín, pero entiendo que “triunfar” en la historia del cine es pasar de la media docena. 

El problema no es la película, sino lo que viene detrás. Es candidata con mayúsculas a todo, de eso no hay duda, pero prácticamente en nada marca la diferencia. Sus 3 candidaturas de representación, las dos secundarias y la de actor principal, son potencialmente favoritas, pero no indiscutibles

En definitiva, ’12 años de esclavitud’ es una película que llega a bastante menos de lo que pretende. De ahí que, personalmente le haya dado en Filmaffinity un (7/10) porque no me provoca poder subirla un punto más, por previsible y porque tiene un objetivo que huele mucho, subir a recoger varias estatuillas. 

(Sinopsis) Basada en un hecho real ocurrido en 1850, narra la historia de Solomon Northup, un culto músico negro -y hombre libre- que vivía con su familia en Nueva York. Tras compartir una copa con dos desconocidos, Solomon descubre que ha sido drogado y secuestrado para ser vendido como esclavo en el Sur en una plantación de Louisiana. Renunciando a abandonar la esperanza, Solomon contempla cómo todos a su alrededor sucumben a la violencia, al abuso emocional y a la desesperanza. Entonces decide correr riesgos increíbles y confiar en la gente menos aparente para intentar recuperar su libertad y reunirse con su familia.


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