Trilogía de la gilipollez social


(26 / mar / 2017) - No pretendo juzgar a nadie. Es más, desde hace tiempo llevo por bandera este maravilloso artículo que defiende las modas y el "que cada uno haga lo que quiera y disfrute con lo que pueda". Eso debe ser así. Vivimos en una jungla de -más o menos- libertad social, y cada persona debe (y puede) gozar con lo que tenga a mano.

Pero si realmente algunos de los últimos artículos que he leído en la prensa reflejan, en cierto modo, los patrones de ocio y consumo de la sociedad actual... no tengo palabras para definirlo.

Lo primero fue una nueva tendencia, por lo visto, que se llama 'nesting'. “Nuestras vidas están tan ocupadas, y el mundo a veces puede parecer tan espantoso por las preocupaciones económicas, políticas y ecológicas, que la casa se está volviendo un lugar donde realmente poder relajarnos, un antídoto". Así empezaba el texto. Esta práctica, de la que hablan algunos "expertos", consiste en quedarse en casa y hacer bizcochos.

El sustrato del asunto, como en toda esta 'Trilogía de la gilipollez', tiene el denominador común del tiempo. Mejor dicho, la falta del mismo. Al vivir acelerados, como locos, sin apenas poder disfrutar del gran tesoro por el que peleamos, un techo, provoca que la gente se quede en casa los fines de semana sin salir.

Bien es cierto que algunas personas han tachado de frívolo el artículo, puesto que mucha gente se queda recluida en casa por no tener dinero para hacer algo de ocio. Sea como sea, esta supuesta práctica refleja la necesidad que tenemos de parar. "Desconectar del mundo". ¿De verdad? ¿El objetivo de crecer, progresar, estudiar, trabajar... era desconectar del mundo?

PRESUMIR DE NO TENER VIDA 

El siguiente artículo de esta trilogía, en principio, trataba sobre la curiosidad del cambio horario y cómo a lo largo de la historia se ha ido adaptando el tiempo que medimos los humanos. Pero en la profundidad de sus párrafos encontramos una reflexión muy dura.

"(...) la gente declara que tiene la sensación de estar trabajando más tiempo que nunca y dormir menos que antes. Los datos lo desmienten. Es probable que se deba a que estar siempre ocupados ha pasado a ser un símbolo de estatus. Cuando la nobleza se diferenciaba del resto de los mortales en que no necesitaba trabajar para vivir, presumir de tener mucho trabajo hubiera sido una ordinariez para las élites. (...) En los años ochenta, los yupis de Wall Street pusieron de moda las prisas. Empezó a cambiar ese imaginario de que la gente rica no trabajaba, porque la élite estaba todo el día conectada al mundo".

El tiempo no nos pertenece, ¿y qué hacemos para ello? ¡Presumir de no tenerlo! (Porque de algo hay que presumir, de eso no podemos prescindir). Ciertas personas no pueden quedar de lunes a viernes porque trabajan, siempre van apurados, en todo momento tienen cosas que hacer. Y ahora, encima, los fines de semana se dedican al 'nesting' ese. Y para colmo, como hemos pasado a ser unos curritos precarios esclavos de nuestro tiempo, y no podemos presumir de coche o reloj, lo hacemos diciendo las horas que trabajamos, los viajes sin ocio que tenemos... y toda clase de ocupaciones temporales.

ME BAJO DEL TREN 

El golpe definitivo a esta trilogía del tiempo me lo asesta otra práctica, con nombre anglosajón, y que determina nuestra estupidez. Se trata del 'speed watching': consumir series de televisión duplicando la velocidad de reproducción, es decir, pasando todo a cámara rápida. De este modo se consigue ver muchas temporadas en menos tiempo.

¿¡En serio!? Hacer esto sería un resumen-mezcla de todo lo anterior. No tenemos tiempo. Pero queremos ocio. Además debemos seguir presumiendo de nuestro ocio. Pero sin tiempo. Modo operativo: perder-no-perder el tiempo haciendo mucho, no disfrutando de nada, pero diciendo (y presumiendo -y mentalizándonos-) de que tenemos tiempo y tenemos ocio.

Ni yo mismo sé que conclusión sacar a todo esto. Hay personas que confiesan dormir cada vez menos para tener ocio. Pasar penurias para creer que están disfrutando. ¿En serio que ver una serie sin saber de qué va, pero solo verla para decir que se ha visto es gratificante? Pero qué gratifica, ¿decir que se ha visto?

Dije que no iba a juzgar, y no lo haré. Simplemente no lo entiendo. El tiempo es nuestro enemigo y, para enfrentarlo, nos hemos vuelto locos. Locos porque no somos capaces de disfrutar para nosotros mismos, sin la necesidad de presumir ante alguien. Por ser el que más y mejores series ve, el que hace más viajes, el que va a más bares, el que conoces más lugares... Mi duda es si no estamos haciendo todo tan rápido que nos dejamos atrás el verdadero placer de ver una serie, hacer un viaje, comer algo bueno... El tiempo es nuestro enemigo. Y nos está ganando la partida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Designed By Blogger Templates