Despropósitos para 2016


(31 / dic / 2015) - 2013, 2014... y lógicamente 2015. Desde hace tres años escribo a finales de diciembre una suerte de texto estúpido en el que hago un pequeño balance de lo que ha sido el año, así como un breve pronóstico de lo que espero.

Antes de aventurarme releo lo que escribí en las ediciones anteriores. Lo primero que noto, y lo entiendo, es el pesimismo que transmitía hace 12 y 24 meses. Pese a encontrarme en un momento excepcional a nivel personal, la situación laboral marca. Marca mucho. Más de lo que piensan quienes nunca han vivido en primera persona el desempleo. Además, una falta de trabajo ligada a empleos relativamente precarios y lejos de la dedicación profesional que uno busca.

Pero todo eso quedó atrás. Este año será recordado como el año en que volví a saber cosas. Es un juego de palabras zafio pero eficaz. A estas alturas quien me conozca, o mejor dicho, con quien guardo relación, sabe de mi situación: empecé a trabajar en primavera en un pequeño medio digital llamado SABEMOS.

Desde entonces mi vida ha cambiado. En parte porque precisamente mi vida ha dejado de ser mía. Ahora es de SABEMOS, de la actualidad 24 horas al día, de la tecnología sobre la que escribo, las empresas a las que sigo, los compañeros con los que paso tantos y tantos ratos. Mi vida es SABEMOS, y 2015 lo recordaré por eso.

Para ser feliz se necesitan relativamente pocas cosas, pero hay algunas necesarias. Desde hace cinco años mi vida personal, la íntima, está cuadrada. Todo perfecto, sin fisuras, con ganas de crecer como persona (y con nueva sobrinita en camino). Así pues, no había problema. Por eso, una vez que el trabajo ha llegado en este 2015, ¿de qué nos podemos quejar ahora? De poco, la verdad es que de poco. Hacerlo sería bastante absurdo.

Es cierto que hay cosas que sigo sintiendo como una china en el zapato. Eso tiene que ver con la gente a la que dedico poco tiempo. No a esos en los que todo se convirtió en indiferencia y unos fríos "a ver si quedamos". No. Me refiero a la gente con la que de verdad merece la pena seguir en contacto, con quienes te ata un bonito pasado y la esperanza de un interesante futuro. Por eso, sé que en este 2016 debo obligarme a retomar lazos con ciertas personas. Además, al final todo resulta más sencillo de lo que parece. Cuestión de agenda, porque las ganas creo que las tengo.

LO QUE SUMA 

Otro de los temas que me preocupa como persona, y que siempre analizo en esta lista de despropósitos, tiene que ver con esas pequeñas aficiones (y obligaciones) que me impongo para descubrir y aprender cosas nuevas.

Empecemos por el gran "debe": los libros. Gran parte de mi tarea en SABEMOS es la edición de textos. Leo al cabo del día muchas noticias, artículos y cosas a veces incalificables. Pero me gustaría poder leer novelas, libros que han quedado para la historia o al menos acercarme a ellos. Este año apenas me he leído cinco libros, y casi no guardo el recuerdo de ninguno salvo 'Memorias líquidas' del genial Enric González. Por lo tanto, y sin alardes, este año como mínimo hay que llegar a la media docena. Cifra que siempre me marco, pero que nunca acabo cumpliendo.

Como tampoco he cumplido mi compromiso de cine. Me fijé el reto de llegar a las 1.100 películas (desde las 1.031 que llevaba) votadas en Filmaffinity. Pues bien, me he quedado en 1.089, a once de llegar a la cifra. Por el momento para 2016 no me pongo ningún objetivo, porque la vida del periodista es puro caos, y más en un medio pequeño, por lo que el trabajo puede surgir en cualquier momento y en cualquier lugar. En todo caso, sí he tomado la decisión de ver más películas que series. Más que nada por sentirme diferente. Ahora que todo el mundo "flipa" por ver la última estupidez de moda, yo he decidido volver a cine, a ver viejos clásicos, nuevas historias... lo que sea. ¿Objetivo? Pongamos llegar a las 1.150 votadas como mínimo.

Por lo que respecta al basket, también le he dejado un poco aparcado. El tiempo, todo es tiempo. Lógicamente no saldrá de mi vida, una que vez que está tan adentro. Ahora habrá que buscarle el mejor sitio para seguir disfrutando de él.

LO QUE NO DEBE RESTAR 

El móvil, las estupideces y el pesimismo. No necesariamente en ese orden. De un tiempo a esta parte siento que el móvil me mira, me distrae, me hacer perder el tiempo. Así que hablando de tiempo, mi objetivo es dedicarle menos a él, y más a otras cosas.

En cuanto a las estupideces y el pesimismo, creo que van de la mano y soy muy amigo de ambas. Por eso, en este 2016 y como gran reto, quiero que las dos se mantengan alejadas de mi vida, o al menos de como quiero interpretarla. Basta de enredarse en pensar, repensar y volver a interpretar. La vida son dos días y uno está lloviendo.

Me espera un largo y bonito 2016. Espero mantener las ganas y la ilusión de seguir contando por aquí mis cosas...

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