Esta noche, a las 00h01, empezará la campaña electoral. Dentro de 15 días tendremos la fiesta de la democracia y todas esas cosas. Pero esa fiesta la ha querido adelantar un tal Yorgos Papandreu, del que poco o nada sabríamos si no fuera porque Grecia, después de 2.000 y pico de años, vuelve a ser el centro del mundo.
Pero la reflexión que traigo hoy aquí, a la que quiero que se sumen todos esos que van a las plazas a sentarse a pedir más democracia, los que en Twitter hablar sin saber, y los que en general se creen capacitados para decidir, trata sobre esa estúpida ola ficticia de representación por la que ha dado a la gente.
Para empezar, lo de Grecia y su referéndum es un auténtico disparate. Que la gente de la calle vaya a decidir salir o no del euro, es una majadería. Vale, se dice que esta cuestión se plantea por los recortes que se van hacer, etc, etc... Pero aun así, esa decisión está por encima de sus capacidades de razonamiento.
Toda esta idea me surgió hace unos días. Tras leer una entrada en el Blog de Rosa María Artal, en el que recogía unas tweets sobre la noticia del AVE que llegaría a La Meca, la conclusión era clara: hay gente que no sabe leer ni conceptualizar. Pero no hablamos de abuelos o gente mayor, no. Son personas jóvenes, "formadas" y con una cuenta de Twitter. De esas que piden que todo se haga por referéndum. Esos que hablan de una persona un voto y cosas así.
Alguien que no sabe leer, interpretar, analizar, discurrir... ¿puede tener la capacidad de asumir responsabilidades económicas y políticas?
¿Cómo es posible que la gente, hace dos semanas, tuviera fe ciega en el Partido Popular si no se conocía su programa? Y si hubieran puesto que todos los que tengan apellido García irán a la cárcel. A dónde quiero llegar, pues a lo evidente. La gente, pese a que supuestamente habíamos escapados de la sociedad de masas y todo eso, sigue aborregada. Se mueve por las corrientes de opinión, los sentimientos, las sensaciones...
Ahora toca decir que lo bueno es votar, y votar mucho. Eso sí, que nadie pregunte por qué se vota o para qué.
La democracia es buena, mejorable y debería ser más representativa, al menos en el modelo que nos hemos dado. Pero no podemos utilizar la democracia como un juego. Hagamos un referéndum para ver si los autobuses son rojos o azules, o si hacen columpios o toboganes... Bien es cierto que algunos asuntos deberían ser más participativos, pero es imposible. Por ello, en lo que se debe trabajar es en hacer que esa representación sea más equitativa, pero sobre todo de calidad.
Pero la reflexión que traigo hoy aquí, a la que quiero que se sumen todos esos que van a las plazas a sentarse a pedir más democracia, los que en Twitter hablar sin saber, y los que en general se creen capacitados para decidir, trata sobre esa estúpida ola ficticia de representación por la que ha dado a la gente.
Para empezar, lo de Grecia y su referéndum es un auténtico disparate. Que la gente de la calle vaya a decidir salir o no del euro, es una majadería. Vale, se dice que esta cuestión se plantea por los recortes que se van hacer, etc, etc... Pero aun así, esa decisión está por encima de sus capacidades de razonamiento.
Toda esta idea me surgió hace unos días. Tras leer una entrada en el Blog de Rosa María Artal, en el que recogía unas tweets sobre la noticia del AVE que llegaría a La Meca, la conclusión era clara: hay gente que no sabe leer ni conceptualizar. Pero no hablamos de abuelos o gente mayor, no. Son personas jóvenes, "formadas" y con una cuenta de Twitter. De esas que piden que todo se haga por referéndum. Esos que hablan de una persona un voto y cosas así.
Alguien que no sabe leer, interpretar, analizar, discurrir... ¿puede tener la capacidad de asumir responsabilidades económicas y políticas?
¿Cómo es posible que la gente, hace dos semanas, tuviera fe ciega en el Partido Popular si no se conocía su programa? Y si hubieran puesto que todos los que tengan apellido García irán a la cárcel. A dónde quiero llegar, pues a lo evidente. La gente, pese a que supuestamente habíamos escapados de la sociedad de masas y todo eso, sigue aborregada. Se mueve por las corrientes de opinión, los sentimientos, las sensaciones...
Ahora toca decir que lo bueno es votar, y votar mucho. Eso sí, que nadie pregunte por qué se vota o para qué.
La democracia es buena, mejorable y debería ser más representativa, al menos en el modelo que nos hemos dado. Pero no podemos utilizar la democracia como un juego. Hagamos un referéndum para ver si los autobuses son rojos o azules, o si hacen columpios o toboganes... Bien es cierto que algunos asuntos deberían ser más participativos, pero es imposible. Por ello, en lo que se debe trabajar es en hacer que esa representación sea más equitativa, pero sobre todo de calidad.
Algo desconcertado estoy por las palabras aquí vertidas sobre el concepto de democracia. Y que hacen reflexionar más si cabe, sobre la finalidad de este post.
ResponderEliminarCreo que durante bastantes años, la sociedad borreguil a la que aludes, luchó por conseguir el estado de derecho y la democracia de la que hoy disfrutas, que incluso te permite expresarte libremente en este blog. Por lo que no entiendo frases como:"esa estúpida ola ficticia de representación por la que ha dado a la gente" o "Esos que hablan de una persona un voto y cosas así". ¿Estás diciendo que pedir una mejor calidad de vida es estúpido? ¿Piensas que el sufragio universal conseguido por nuestros predecesores no debe existir?
Saludos
http://cuencoarrocismo.blogspot.com/
No, en absoluto.
ResponderEliminarDigo que mi voto no puede valer lo mismo que el de mi madre, que a estas alturas no sabe ni que hay elecciones.
Y, por desgracia, algo me dice que no es la única.
Tienes razón en muchas cosas. Y en otras, a lo mejor yo no me he expresado bien.
Lo que digo es que tengo serias dudas de que cierta gente vote con conocimiento de lo que hace...
Yo tengo serias dudas acerca de tu conocimiento sobre la democracia.
ResponderEliminarEresun ignorante peligroso. Un tirano en potencia.